martes, febrero 19

y que mas me da?

¿Y qué me importa si tu voz por falta de experiencia no me nombra jamás?

¿Y quién de aquellos que te escuchan me han de conocer?

¿Crees que me lastima tu necia indiferencia?
Si una vez tus labios inexpertos y vírgenes desearon besar esta boca, y cuando a ti me negué preferiste romper esos esquemas en que yo era tu diosa para volverme Magdalena y así salvar tu económico orgullo.

Niño, necio y voluble... ¿qué sabes tu de poesía, si ni siquiera conoces el límite de tu propio nombre?

¿Y que mas me da, que cuando te preguntan por mí finges no conocerme?

Soy tu padre y tu madre, pero tu vanidad te obliga a esquivar mi mirada y aplazar el juicio final.
Soy la palabra que callas, que guardas como prueba de la deshonrosa verdad, de que incansablemente soy más poeta que tú.

lunes, febrero 18

Pido perdón

Amar a un poeta es permitir la inevitable aflicción, estocada que causa el ingenuo egoísmo del que fue condenado melancólico desde la seña misma de su concepción. Amar a un poeta es morir con cada palabra escrita por su puño, el mismo que se rompe a sí, derrumbar la fé cuando el sonido del silencio es mas fuerte que el sabor de la presencia, significa abandonar el puerto y aventurarse a la tempestad del alma insolente y furibunda, alma que olvida la existencia del infinito para derramarse en cuerpo vacuo, desconocido y comprado.

Amar a un poeta es besar durante el ocaso un inerte cascarón que oculta secretos que anegan podredumbre y miseria, que se alimentan de los asomos indiscretos al mundo y al hombre; pues el poeta es un ser que si sufre, calla; si rie, calla; si odia, calla; y si ama, calla más; para luego confesarse medio ebrio, medio loco ante las miradas pérfidas de la hoja nívea y de la bruna pluma que se casan y se divorcian mientras se rasgan y se desgastan.

Miento un poco tal vez, miento para asustar al que mira...
Sin embargo, sábete que mientras tu mano intenta acariciar esa piel, ésta es pergamino de la vida imaginaria, sudario de la enfermedad incomprendida, diana del ardid del mundo...
Sin embargo, recuerda que mientras tus labios buscan el néctar dentro del húmedo algar de ese cuerpo, estos labios ajenos son receptáculo de los márgenes arrebatados al deseo que se añeja por capricho, por soberbia, por lujuria, y que en tan pocas ocasiones representas tú; pues tú te obsequias ansioso en frenético afán de conservar el esquivo espíritu, que si bien desea mucho, siempre desea lo que le es prohibido.

¿Aún insistes amar al poeta?
Platícame ¿cómo soportas las noches que compartes la cama con un ser que abraza en sigiloso susurro la pena de vivir el espíritu aséptico del que vive y muere solo en sí mismo, impotente?
¿cómo te mantienes en pie despues de ser derrumbado ante la mirada pérdida del que te mira y no te ve?
Y no pregunto porque el poeta no te ame...
Sino porque no te ama con la misma correspondencia.
Sino porque te ama a su manera.
O porque te ama igual que ama la tibia caricia del viento, igual que ama la imagen de la madre que protege al crío, igual que ama la noche cuajada de estrellas, igual que ama a hembra y varón, a infante y anciano, a la vida y a la ausencia de esta, y solo eres uno mas que le comparte.

Yo desespero cuando pienso en amar a éste poeta, pues no soporto la cruel idea de tener que entregarme al harén de sus volubles pasiones, de ser uno entre tantos y al fin no ser nadie, de tener que castigar la certeza del perfume barato y ajeno que baña sus cabellos... yo muero al tener que imaginarle copulando con fantasiosos seres mientras bebe callado un té a mi lado, para luego parir palabras... esas pequeñas bastardas que le amurallan tan lejos de mi seno, seno que se marchita ante la inminencia de la vasta soledad...

Pero yo soy sólo yo al fin.
Sólo soy aquel que en sus desvelos busca lo del mundo oculto, que profana los divinos secretos, que se mancilla con el sucio deseo de todo poseerlo para luego vomitarlo escrito; yo soy aquel que busca recrear al hombre de la primigenia arcilla que cuanto forma hace existir...
Yo soy un poco culpable...
Pero, ¿aún sostienes amar al poeta?
Porque si es así, te pido anticipado indulto por todo aquello que te voy a herir.