viernes, agosto 7

Me recordarás
por haber sido pródiga y tibia,
por regalar caricias y hacerte sonreír.

Me quedaré en tu memoria
porque me tuviste y me dejaste ir,
porque tu pulso no fue firme
no te alcanzó la vida para decidir.

El color de mi piel, el olor de mi cuerpo,
mi anhelante mirada, mis trémulos labios,
mis interminables brazos que con ansias te buscaban.

Habré partido
para cuando vuelvas a buscarme.
Me habré ido, estaré en otro rumbo,
me estrellaré en otro abrazo.

Mientras me recordarás,
por todo lo que te di y no tomaste;
por los sueños que te construí y dejaste
tirados a la orilla, abandonados,
querrás volver por ellos
el viento los habrá tomado.

Te arrepentirás por haber sido tú
el que me obligó a irme
cuando yo quería enraízarme a tu lado.
Mi adiós habrá sido largo;
el tuyo, tardío y desolado.

Para cuando mires donde solía estar,
para cuando te visite la nostalgia,
para cuando descubras que me amabas,
habré andado un nuevo sendero,
que me libera y así te dejaré ir.

Ya te habré soltado,
ya te habré perdonado,
ya te habré superado.

Y habrá muchas noches
en las que incluso
ya te habré olvidado.