sábado, octubre 27

A sabiendas de...

que me siento infinitamente sola (mientras imagino el infinito tratando de ser enmarcado con la plumilla de esta servidora, mientras se dedica a corretear un segundo que se desplaza a la velocidad del tiempo sobre el espacio, dando como consecuencia que la línea sea otro espacio y un nuevo punto de partida para contabilizar lo infinito... y nadie me ayuda en esta heroica labor)

Y con lo anterior bien delimitado escribo:

[Gallad de pie junto a mi, susurrando lo que debiera estar en este mensaje, sin embargo ambos sabemos que no suelo obedecer; por tanto, anoto lo siguiente]


Aún a pesar de la exacerbada humanidad que se descubre en cada contorno, línea, simulación de sentimiento, hay una manía anacrónica de objetar a la vida.

- Que si respirar es inútil
- Que si comer y dormir son actividades que debió haber superado la evolución hace tiempo
- Que asistir a los rituales y convenciones sociales de esta cultura (que sólo confirman lo cerca que se encuentran de un estado primitivo y salvaje y lo lejos que se halla el concepto de 'civilización') es una auténtica pérdida de tiempo.


En resumen, soy un cáncer de toxicidad comprobable, con un grado de inteligencia en la actualidad sujeto a discución, con una conciencia inexorable y con un ente designado a mi custodia... que mira y ya no ve nada nuevo, lo único interesante se encuentra en su propia mente, y aún así siento aprecio y empatía por determinadas criaturas...

La vida sobra en los días largos y sin mucha ocupación, y con todo eso todavía hace falta tanto tiempo para tener conciencia sobre el número de matices que puede distinguir el ojo humano en una velada a media luz o para clasificar e identificar el monto total de sensaciones que dos cuerpos desnudos pueden producir entre ellos durante el acto sexual.