Mira querida Elizabeth (noche en algún lugar), que en paz descanses:
Hoy te escribo una oda(a la alegría de comunicarme contigo), es una
oda irreverente pues no se divide en estrofas o partes iguales; pero
aún así sentirás gusto de leerla, pues es una oda que huele a
quintaesencia y tú ya sabes de lo que hablo. O más bien no lo sabes,
porque ahora tu fragancia huele diferente, huele a un poco de esa
magia tuya con mucho de mí.
Quinta avenida que paseas las miradas por mis pantorrillas.
Amiga querida, Arden creadora, ¿como se te ocurrió
idea tan tentadora? Ahora mi vida deambula por un
terreno que antes desconocía, y si preguntas te
diré que se llama deseo.
Hoy anhelo un par de zapatillas, una falda y un escote en negro,
Hoy anhelo un par de zapatillas, una falda y un escote en negro,
lindos aretes, un discreto bolso y un labial rojo, mi rosario al cuello y
te llevo a ti o a tu ingenio escondido en mi pelo. Dibujas mis noches
entre satín y algo de sonrisas, humo de cigarrillo y una charla
que parece no termina, así tranquila llega la mañana y cuando rezo,
siempre digo Florence llena eres de gracia, eres virgo prudentisima
no cabe duda que Dios te hizo divina, si no jamás hubieras descubierto
esa quinta avenida de donde juguetones se cuelgan mis días.
Y ya.
No hay más oda.
No quiero envanecerte demasiado.
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