Realmente es dificil encontrar un momento que me llene tanto de satisfacción, mi espíritu se ha vuelto complicado a la hora de complacerlo, pero he descubierto que se conforma con cosas sencillas, pero llenas de sentido.
Mi parte favorita del la semana, ocurre los viernes, cerca de las ocho y treinta de la noche, se ha vuelto una especie de rito, con algo de complicidad implícita. Me levanto de mi silla en la oficina de mi papá, me dirijo hacia la Barra de Café, ordeno, siempre, lo mismo: dos fralatte y un chocolate para llevar; las sonrisas de los que atienden que ya me conocen, pero al mismo tiempo no saben nada de mí; el método, la duración, la manera en que preparan mis bebidas, el cambio justo, setenta y dos pesos, mas tres de propina. Me entregan mis bebidas, digo gracias y regreso por donde vine, aproximadamente quince minutos de deliciosa gloria, por algo tan sencillo como ordenar un chocolate frappé.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario