Que se traduce en palabras que regresan a un sentido carente de realidad. En el intento 40 de suicidio me doy cuenta que siempre es falta de agilidad mental, ya estoy en el proceso cuando mi cuerpo aún se halla en letargo. Suicidio fallido, ¡que farsa!, que poca originalidad. Mejor en vez de matarme, me voy a vivir en azul o en cualquier otro color lejos de está fastidiosa y monótona licencia de no vida. PASIÓN, arrebato divino ¿Dónde te encuentras?. El murmullo de cientos de criaturas extrañas, añejas, alcoholizadas; ilógicas secuencias numéricas, ¿quién traduce mis palabras de viento y polvo? arañazos y mordidas a diestra y siniestra, perros furiosos, seres malditos, atrevidos, ingenuos. Yo soy la ingenua.
Estoy enojada.
¿Quién soy?, ¿QUIÉN SOY?.
Que diablos me importa, a veces es mejor no saber. Así si me preguntan quién soy, lo que responda no será mentira, soy cualquier cosa, cualquier nota, soy vacío que se llena de cualquier imaginación que de pronto se me venga a la mente.
Detesto los Boteros, ¡maldita sea!.
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