En vísperas de mi viaje a la Playa, me han despertado muy de mañana. Que decir de la terrible noche (madrugada) que he pasado, eran las seis de la mañana y yo todavía no podía conciliar el sueño, lo peor era que mis ojos estaban verdaderamente irritados. Y a las ocho en punto mi padre toca la puerta y me dice que es hora de levantarse.Ni que decir que los primeros rayos del sol que asomaron por entre las nubosidades que cubrían el cielo me vieron con ojos de mapache. Avergonzada me he ocultado todo el día bajo los lentes de sol (¿Cuál?, no importa yo soy fotofóbica y la luz que más me molesta es la que hay cuando está nublado, así que puedo pretextar eso en días como estos).
Y así ha transcurrido mi mañana entre el Acto Primero de la tragicomedia que aparenta ser nuestra mudanza. Yo desde las nueve en la nueva residencia de los M.,yo sentada leyendo a ratos La historia interminable de Ende, el señor que instala las cortinas, el siempre impuntual carpintero (que está de muy buen ver), Don Juan y el señor Herrera, algunos ayudantes de esta extraña gente que no tenían nada en común y que ahora se reconocen en una amistad que surgió a partir de verse diario en esa casa realizando las tareas respectivas para las que están cada uno de ellos preparados. Aunado todo al ir y venir de mi padre, mi abuelo y mi tío en su supuesto afán de coordinar las labores.
La mejor parte fue mi desayuno al estilo "Jefe Gorgori", un delicioso café instantaneo y una rosquilla glaseada con chispas (debo confesar que no soy fan del glaseado), y el trayecto a conseguir tal desayuno he manejado por primera vez el coche de mi padre (es una de esas cosas que uno cree que jamás van a ocurrir), quién en un extraño gesto de amabilidad me lo ha facilitado; claro que despues cuando le bloquee la alarma del coche se arrepintió clamando al cielo una respuesta a su eterna interrogante de hijo de la tradición machista mexicana de rancho, ¿Por qué las mujeres y los autos nunca se llevan bien? ¿por qué? (imagine en este momento a un hombre postrado de rodillas con gesto de desesperación y las manos extendidas en dirección al cielo mientras lanza desesperados gritos) ¿Por que esas criaturas perversoras de los inocentes hombres, hijas de Eva, mentirosas, arteras y tentadoras, nunca pueden hacer bien las cosas cuando se refiere a un auto? Dios entiendo mi castigo, nunca le confiaré mi auto a una mujer de nuevo... Noooooo!.
¡Qué exagerado!, el tiene la culpa, me da las llaves sin explicarme que uno debe apretar el botón una vez para activar la alarma y dos veces para desactivarla... Es cierto que tengo ciertos poderes mágicos, pero mi ojo interior y mis cualidades de adivinación no cubren las funciones de alarmas de vehiculos "muggles".
Y hablando de muggles a esta hora HP & THBP lleva vendidos 10 millones de ejemplares convirtiendo a JKR en la mujer más rica de Gran Bretaña. Mero dato informativo, pues escucho las noticias a lo lejos procedentes del televisor de mi hermana.
En fin ya me voy a continuar con otras cosas.
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