...la mía. Soy una obsesionada sin remedio.
He pasado horas frente a la computadora hasta lograr mi objetivo... En ocasiones creo que abuso de mi propia resistencia.
Todo comenzó cuando me vi frente a la necesidad (imperante para mí), de rediseñar mis tarjetas de presentación así como actualizar los datos que contienen, por aquello de que me cambié de casa. De pronto me di cuenta de que tenían que contener más sobriedad, ser más formales (alguien hirió mi orgullo). Así que me la pasé toda la tarde buscando programas o fuentes que tuvieran borders y dividers caligráficos, así como marcos victorianos que resaltaran el caracter serio de mis tarjetas de presentación...
¡Ay! ¿por qué ahora que lo escribo parece que estuve perdiendo mi tiempo con estupideces de niña emberrinchada y snob? lo que más me reclamo es que siempre me doy cuenta de que me pierdo en mi maraña de pensamientos en zig-zag sin lograr encontrar una salida fácil. Y todo por aquello de no darme por vencida sin conseguir mi objetivo, fue todo un caos lograr encontrar en línea todo lo que necesitaba.
Me merezco el terrible dolor de espalda y de cuello que tengo, por ser tan obstinada y terca.
Y a pesar de que tengo lo que quería me siento tremendamente infeliz por ser tan efímera y poco práctica.
Aún así... voy a terminar el diseño de mis tarjetas de presentación, y procederé a la relización de mi monograma así como a la práctica caligráfica y quizás inicie pronto un negocio para las épocas navideñas... Al menos no todo fue un despercidio.
Debí haber asistido a clases, pero es que Eva y yo nos pasamos horas conversando (ella en su depresión griposa) y yo le hice compañía... Nos dormimos cerca de las cinco de la mañana y cuando sonó el despertador a las siete, yo no estaba en mí. Por alguna extraña razón soñaba con una rebanada de pay de queso con Zarzamora acompañada de un café americano.
Pero el día de hoy me sorprendió inapetente para los postres. Será la semana que entra.
Ya me voy a mi casa por fin. Estoy completamente acabada.
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