El respiro se vuelve un ansia que no se contiene, son torpes las palabras que acuden prestas al momento, hay un ritmo constante, de soledad, de orgullo herido, ¿acaso tú no te preguntas a qué sabe el amor?
He sido muchas… un día fui ‘la Maga’, esa de la que habla Cortázar, nunca he leído a este libro, dicen que es muy bueno, yo no puedo, me pierdo en el ir y venir de las páginas que corren groseras en todas direcciones… quizá es que añoro seguir siendo ‘la Maga’, seguir siendo alguien que se pretende conocer; ¿por qué? porque eso acentuaba la soledad, esa soledad que sirve como margen de mi imagen, para no desbordarme, para contenerme, para limitarme, es a fin de cuentas la justificación que necesito para sentirme presa, y así.
Tal vez el que dijo que yo era como ‘la Maga’ nunca leyó bien el libro, lo leeré, está a mi lado, ese mismo libro, mismo en uno solo, tiempo y espacio, el recuerdo y la sugerencia que se congregan en un tomo verde, gastado.
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